En juego los servicios de emergencia de helicópteros
Los pilotos de INAER están a punto de sobrepasar el límite de horas anuales de actividad permitido por su convenio . No es la primera vez que la principal empresa de helicópteros del país se encuentra con esta situación.
La principal operadora de helicópteros de España, INAER, está a punto de incurrir en una irregularidad al tener a sus tripulaciones al borde de sobrepasar las 2.000 horas de actividad, el máximo permitido por su convenio colectivo, en la línea de lo establecido en toda Europa para preservar la seguridad de las operaciones. No es la primera vez que INAER afronta el fin del año con esta falta de previsión de medios y personal, insuficiente a todas luces para cubrir un servicio de emergencia que requiere de guardias los 365 días al año.
Así, otro años más, INAER, empresa líder en servicios de emergencias y perteneciente al grupo AVINCIS y con accionistas como KKR, podría incurrir en una ilegalidad si les vuelve a programar por encima del límite contemplado. Ya en enero, SEPLA comenzó a advertir al departamento de operaciones de que esta situación podría volver a producirse si INAER no emprendía un cambio estructural y contrataba tripulaciones para afrontar las campañas de verano e invierno. Algo que aún no se ha hecho y que ya resulta imposible para esta campaña. “En este negocio, tiene que estar todo previsto. Aquí no vale la improvisación, pero parece que a INAER lo que le gusta es precisamente jugar y siempre a costa de los pilotos”, se lamentan desde la sección sindical de SEPLA en INAER.
A la falta de pilotos en todas las flotas para poder acabar el año sin los mencionados excesos de actividad se unen la marcha de otros tantos pilotos a compañías extranjeras que ofrecen mejores condiciones que INAER, y la falta de tiempo para formar a los ya existentes para determinadas operaciones que requieren una preparación profesional y técnica más compleja. Por este motivo, se incluyó en el manual de operaciones de la compañía una serie de requisitos necesarios para evitar que cualquier tripulación, sin la capacitación necesaria, pueda desempeñar una actividad en cualquier base.
La escasez de tripulaciones ha sido cubierta en alguna ocasión con pilotos contratados desde el extranjero. Así sucedió el año pasado, cuando la empresa tuvo que recurrir a pilotos de INAER Portugal cuyas aptitudes y acumulación de horas de actividad eran desconocidas. También se ha acudido en alguna ocasión a compañías extranjeras, con tripulaciones que aprovechan sus horas de descanso en España para trabajar en INAER.
La seguridad y profesionalidad, ¿estandarte de INAER?
Éstas no son las únicas malas prácticas de la compañía. INAER no revalida las habilitaciones del modelo a muchos de los copilotos, que pierden su categoría profesional pasando a ser tripulantes Hems de servicios medicalizados. Ello no sólo supone un perjuicio profesional y económico, sino que afecta además a la calidad de las operaciones, al tener sólo un tripulante.
A ello se une la inestabilidad continua que existe en la cúpula de la empresa y que puede trasladarse al colectivo de trabajadores. En apenas dos años han pasado cinco responsables de recursos humanos y tres directores generales, además de otros cambios en el organigrama. Esta falta de credibilidad ha sido constatada por la propia Agencia Estatal de Seguridad Aérea, que ha rechazado varias propuestas hechas por la compañía para cargos de responsabilidad.
Por otro lado, el colectivo tiene congelada la subida del IPC desde el año 2010. En 2003 eliminó unilateralmente el concepto de antigüedad, existiendo desde el pasado 1 de septiembre, personal que sí cobra este concepto. Tampoco existe la progresión laboral, ni la promoción interna, ya que actualmente en INAER se carece de políticas que desarrollen la trayectoria profesional de sus empleados.
Teniendo en cuenta las últimas noticias publicadas en prensa donde afirman que su facturación se sitúa alrededor de los 170 millones de euros, así como que el Grupo Avincis, al cual pertenece, superó los 575 millones de euros, no se entiende que esta realidad diste tanto de la que se vive internamente en la compañía.